domingo, 17 de junio de 2007

Elecciones y Mercadeo

Reproducimos este trabajo porque:

1. Tiene actualidad para en el contexto de una campaña electoral.
2. Puntualiza el papel de los medios de comunicación y nos parece da bases para deducir de que con relativamente poco dinero se puede hacer mucha labor de persuación debibo a la revolución tecnológica de los medios de comunicación.
3. Enfatiza que la línea de comunicación en una campaña electoral no la da el experto en medios de comunicación sino el estratega político.
4. Pone de relieve el papel de la estrategia política, en la que nos parece, la caracterización del enemigo económico y político a vencer es central.
5. Advierte sobre la mercantilización de la política, en la que la capacidad de persuación es central. Y da un listado de formas de venta del candidato que hay que tomar en cuenta, no para imitarlas sino para procesarlas y combatirlas.
6. Para nosotros la capacidad de persuación se centra en la firmeza en los principios del trabajo y la capacidad para propagandizarlos, publicitarlos, agitar, organizar como base para la construcción del socialismo, y no en el abanico de formas de presentación del producto a vender que es el candidato.
7. Aunque se refiere a un caso mexicano del pasado electoral tiene sugerencias de actualidad. Los subrayados son nuestros.


Credibilidad Política y Marketing Mix.

Introducción
¿Qué ha cambiado ahora?
El marketing y el cuartel de guerra
El estratega y la estrategia
Reflexiones finales

Introducción

Tres factores han sido los que se conjugaron para dar pauta a las campañas políticas modernas: la conquista del territorio de la mente, el uso continuo de los medios de comunicación y la sociedad de mercado que abrió también la política a la oferta y demanda del mercado.
En el mismo siglo XX hubo dos formas de conquistar territorios: por la fuerza y por la mente.
A casi 50 años de la Segunda Guerra Mundial, al final del siglo pudimos apreciar cómo pasaban las guerras de las armas, la fuerza física y la violencia a las arenas del convencimiento, la persuasión.
De igual manera, la tecnología nos abrió las perspectivas a un mundo inimaginable de comunicaciones. Los medios de comunicación masiva nos dan el don de la ubicuidad, podemos llegar a cualquier público en cualquier rincón del planeta o del país. Los medios, asimismo, tienen un gran poder persuasivo y un atractivo característico que llega a toda la gente.
Las campañas modernas se van a caracterizar por la presencia significativa de los medios.
En tercer lugar, la sociedad de mercado con su economía abierta también abrió el mercado a la política, ahora hay una lucha política que ganará aquél que tenga la mayor capacidad para convencer y persuadir de que sus propuestas son las más viables y adecuadas para detentar el poder.

¿Qué ha cambiado ahora?

Hasta hace poco tiempo, los estadounidenses se preciaban de que a través de sus exit pools (encuestas de salida) se podía saber con 24 horas de anticipación quién sería el Presidente. En México, también hasta hace poco tiempo lo sabíamos, pero con un año de diferencia. Las reglas no escritas del poder eran múltiples, el código lo solía descifrar cada político. Sin embargo, aquella frase de Fidel Velázquez que decía: "quien se mueve no sale en la foto" ya no es cierta en las campañas modernas –si lo duda pregúntele a Vicente Fox–; de igual manera la frase: "En política nada está escrito" se derrumba ante la nueva situación. Ahora los estrategas políticos o los constructores de la ingeniería política se dedican a escribir lo que en política no estaba escrito.
El sistema político mexicano cambió las claves que le daban estabilidad, éstas se transformaron o se debilitaron y la entrada del neoliberalismo les dio un sentido distinto. Nuevos actores políticos como la Iglesia, la sociedad civil organizada, los medios de comunicación, los grupos económicos, la globalización, la regionalización afectaron de manera fundamental al propio sistema que entró en crisis desde 1994.
La llegada a la Presidencia del salinismo rompió las reglas implícitas del poder y ahora, cada quien con su juego, mantiene al sistema político en actividad permanente.
A su vez, viejos actores pasaron a primer plano como los partidos políticos, un fortalecimiento primero del PAN y después del PRD, una teología de la liberación involucrada con las luchas guerrilleras chiapanecas, resolución de rencillas políticas por medio del asesinato político, todo ello también alterando el funcionamiento que estaba bajo el control presidencialista antes del neoliberalismo.

El marketing y el cuartel de guerra

Ante todo, hay que aclarar que el marketing no es la panacea, es un instrumento que puede servirnos para organizar y ser más efectivos con la campaña política.
La publicidad política por sí misma no es capaz de llevar al triunfo a un candidato. Se han multiplicado ejemplos locales, nacionales y extranjeros en los que las campañas publicitarias han sido exitosas pero el candidato ha perdido. La explicación, en mucho, se encuentra en la necesidad de manejar la campaña con sensibilidad política, de ahí que paradójicamente quien deba dar las líneas de comunicación de una campaña sea el estratega y no el comunicólogo. Este último lo que tendrá que hacer será reflejar esas líneas en la concreción de diferentes medios de comunicación que van desde el lema hasta los medios más complejos y caros como los mismos electrónicos, con la suficiente racionalización de recursos y de información que no sature pero que sí multiplique el efecto de los mensajes.
De ninguna manera, el marketing sustituye al ejercicio de la política o dicho en términos de los politólogos: un instrumento publicitario jamás podrá sustituir al enigmático arte de hacer política.
El marketing trabaja hacia afuera, es lo público y lo que se hace público, la ingeniería política en su mayor parte se construye en el cuartel de guerra y una porción de ella, sólo el grupo compacto de estrategas la manejan.

El estratega y la estrategia

La estrategia política es un arma poderosa que permite conocer al adversario, a los públicos, al contexto y, desde luego, nos puede proporcionar opciones sobre cómo conquistar la victoria. Es al estratega político a quien le toca posicionar a los candidatos y a los partidos dentro de una oferta política para que el público elija a sus gobernantes.
La estrategia es un proceso sistemático y controlado que permite diagnosticar, planear, elaborar y evaluar las diferentes etapas de una campaña.
Con el diagnóstico se puede detectar desde las demandas de la población, el perfil esperado del candidato, hasta el grado de conocimiento del candidato pasando por el conocimiento específico de cada región o área que permite detectar los grupos de presión, de interés y de influencia, así como la situación particular de las mismas.
Nuevas técnicas como el atlas político nos sirven para entender, planear y obtener el triunfo electoral.
Antes en política las campañas equivalían al disparo de un escopetazo con el que los perdigones caían indistintamente, con las campañas modernas el tiro debe ser exacto, milimétrico, dar en el blanco. Para ello, el estratega debe tener elementos y conocimientos cada vez más complejos, cada vez más certeros apoyados en talento e imaginación creativa para poder competir en el mercado electoral y "vender" adecuadamente a su candidato.
El trabajo no es fácil, ya que no se trata de vender productos estáticos que no se mueven de un anaquel, se trata de vender intangibles y tratar con situaciones tan delicadas como la identidad, los símbolos, los ritos, las percepciones, las creencias, la credibilidad, la verosimilitud, la legitimidad.
Una parte importante de venta del candidato es el trabajo de imagen que se ha popularizado tanto los últimos años. Sin embargo muchos piensan que cambiar la imagen es sólo el trabajo de cambiar la ropa o el look del cabello. El trabajo de la imagen va más allá. Hay mucho que trabajar por el lado del lenguaje corporal: los gestos, la postura, la figura cuando está sentado, las distancias, los muebles de la oficina, la cara comprendiendo cejas, ojos, barba, frente, boca, mentón, arrugas, patillas, bigote, fleco; lenguaje paravocal como tonos, ritmos.
Del lenguaje no verbal tiene que estudiarse el oral y el escrito todos a la luz de los discursos que se manejan y de las formas de comunicación que se tienen con los demás.
En este trabajo de marketing, interactúan múltiples disciplinas y actividades, no sólo la política, también la comunicación, la redacción, la oratoria, el teatro, la psicología, la cromoterapia y hasta el feng shu para la decoración de un lugar.

Reflexiones finales

Algún autor decía que la herramienta estaba aquí y que debíamos utilizarla, efectivamente, antes que satanizarla es necesario que aprendamos la utilidad que puede aportar a la política, los que están convencidos de ella comienzan a ascender, Fox ha logrado ser tan conocido como Luis Miguel según decía, pero no ha sido suficiente, por eso el planteamiento de una campaña en diversas etapas: la primera es sensibilizar y que la gente nos conozca, se acostumbre a nuestra presencia, luego informar sobre las cualidades, después motivar a la gente con algo que le conmueva que sea parte de sus objetivos, de su vida para llegar a la acción, esto es, al voto.

Alejandro Castro Velazquez
alejandrocast91@hotmail.com

BID y el Plan Puebla Panamá

Este artículo pone de relieve las intenciones e intereses económicos de empresas transnacionales que defiende el BID en toda América, con especial referencia a Mesoamérica.


Resumen del Plan Puebla Panamá

Por Vince McElhinny, Bank Information Center[1]

Contexto

I. Panorama del Plan Puebla Panamá (PPP)
La completa inserción de América Latina en la economía global a través de la integración económica y comercial se ha convertido en el pilar central de la estrategia corporativa del Banco Interamericano de Desarrollo. El BID se ha jugado su reputación institucional en la promoción de la integración económica de los países latinoamericanos al mercado global. El Plan Puebla Panamá, quizá la iniciativa más controversial del BID hasta la fecha, compromete un mínimo de US $23 mil millones en los próximos 5-10 años, alcanzando US $50 mil millones en el mediado plazo, para un programa de integración regional que impactará las vidas de 62 millones de personas en el sur de México y Centroamérica, y que ahora se extiende hasta Colombia. El PPP es un paquete de nueve iniciativas que vinculan una compleja serie de proyectos propuestos y aprobados de todos los tamaños. Los líderes de la región afirman que el PPP atraerá inversión privada para la modernización, acelerará los flujos comerciales y llevará empleos y prosperidad a una región largo tiempo ignorada y altamente empobrecida.

Nuestra estimación de la inversión comprometida se basa en un análisis independiente de proyectos declarados y no declarados que se han asociado con el PPP, y excede por mucho todo lo publicado por el BID. Esto se debe en parte a la resistencia del BID (así como de otros financiadores y de los gobiernos nacionales) a dar a conocer completamente la información existente sobre el financiamiento actual y futuro a proyectos. Ninguna lista de proyectos PPP está disponible al público. Como explicaremos después, la falta de transparencia completa con respecto a los actuales compromisos financieros y probables proyecciones es intencional y permite la obtención de diferentes conclusiones de forma discrecional sobre el PPP. Aceptando este contexto operativo, hemos formulado nuestros propios criterios para incluir proyectos en el marco financiero del PPP. Una base de datos de más de 500 proyectos diferentes, que van desde US $200 mil a 2 mil millones en tamaño, sirve de base a todos las gráficas relativas a compromisos de financiamiento propuestos y aprobados en el marco del PPP, bajo una de las nueve iniciativas, por una variedad de financiadores.[2]

De inicio es necesario aclarar que el ejercicio de calcular los niveles de financiamiento a los proyectos PPP se basa en consideraciones que en algunos casos difieren de las del BID. Sin embargo, sí reflejan áreas en las que el alcance y las partes interconectadas de la integración han sido impugnados. Por ejemplo, incluimos US $3.5 mil millones en proyectos relativos a comercio porque, en nuestra opinión, las múltiples vinculaciones y sinergias entre el PPP y las inversiones del CAFTA/ALCA/OMC son más que evidentes. El BID prefiere desvincular las inversiones explícitas de promoción del comercio de las inversiones totales del PPP, aunque en la práctica, estas distinciones son difusas.

Así mismo, hemos identificado casi US $30 mil millones en proyectos de energía que están en marzo o en planeación para seguir a la apertura de la línea de transmisión regional, y en su momento, de un mercado regional de energía de 5000 MW. El BID se ha rehusado repetidamente a reconocer estas inversiones energéticas a futuro como proyectos del PPP. Aparentemente, muchas inversiones en energía están de hecho vinculadas a la Iniciativa de Integración Energética; los inversionistas están disfrazando sus inversiones en la futura venta de energía a la región y a mercados vecinos (EE.UU., Sudamérica). Sin embargo, los proyectos de energía en trámite son tan grandes que decidimos removerlos de nuestro total de US $23.4 mil millones a fin de evitar distorsionar otras tendencias igualmente significativas en el financiamiento del PPP.

Estas y otras diferencias sobre lo que constituye un proyecto de integración han sido articuladas para el BID en varias ocasiones. Nuestras consideraciones se basan en una lectura detallada de la literatura relativa al PPP y en un constante intercambio con interesados de la sociedad civil y los gobiernos. La Gráfica 1 muestra que hasta la fecha han sido oficialmente designados US $7.7 mil millones en proyectos del PPP, los cuales están en las etapas de conceptualización, diseño y ejecución, y han sido formalmente aceptados por el BID y la Comisión Ejecutiva del PPP para su inclusión en el Plan. De ellos, unos US $4.5 mil millones ya han sido aprobados por las instituciones financiadoras respectivas, y los otros US $3.2 mil millones están en trámite.

Además, de los US $23.4 mil millones en proyectos capturados en nuestra base de datos completa (como se describió anteriormente), aproximadamente US $9 mil millones son para proyectos aprobados con recursos ya comprometidos en préstamos y subvenciones de donantes y recursos de gobiernos nacionales. Están en trámite otros US $14 mil millones para los próximos 5-10 años en proyectos relacionados, directa o indirectamente con las nueves iniciativas del PPP.[3]

Como se ilustra en la Gráfica 2 y la Gráfica 3, la mayor parte del financiamiento tanto propuesto como aprobado se dirige claramente hacia cuatro de las nueve iniciativas del PPP (transporte, energía, facilitación del comercio y telecomunicaciones), las cuales podemos llamar Los Cuatro Grandes y cuales representan la agenda orientada al sector privado. Las otras cuatro iniciativas (desarrollo sustentable y humano, turismo, mitigación de desastres), y el programa especial sobre información, comunicación y participación, las cuales podemos llamar la Cara Humana del PPP, fueron creadas a un nivel mucho menor y representan la agenda social del PPP. Los compromisos de financiamiento favorecen desproporcionadamente a las prioridades del sector privado.

Para el BID, el PPP representa el preludio en regulación e infraestructura del objetivo estadounidense de alcanzar un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y un Tratado de Libre Comercio Centroamericano (CAFTA) para 2005. Según el BID, entre 2000 y 2010, puede esperarse que el PPP, además de un tratado comercial regional con los Estados Unidos, incremente significativamente el comercio entre Centroamérica, los EE.UU. y México.

Se identifican cinco ejes iniciales del PPP como los principales corredores del comercio y la inversión.

1. El Eje del Pacífico contiene la mayoría de los flujos actuales entre países y se espera que sea el canal principal donde se consolide la futura demanda (de servicios) debido a su proximidad con la actividad agrícola, turismo, servicios y manufacturas de alto valor agregado. El Eje del Pacífico está siendo extendido para incluir a Colombia a través del Darién.

2. El Eje del Golfo de Honduras es la principal ruta de “canal seco” que apoyará el desarrollo de flujos entre el Pacífico y los centros urbanos del Caribe. Los planes recientes han pasado de una ruta de “canal seco” a un sistema de carreteras de cuota que enlazará a Puerto Cortés con el puerto salvadoreño próximo a construirse de Cutuco, compitiendo con el Canal de Panamá por ciertos tipos de carga pesada.

3. El Eje del Petén (Puerto Cortés, Honduras a Villahermosa, México). Se espera que induzca la demanda mediante la construcción de un gasoducto y la integración de los circuitos turísticos del Mundo Maya.

4. El Eje Transístmico Mexicano (Istmo de Tehuantepec, Oaxaca) constituye una “puente de tierra” que mejorará el acceso de la región a los mercados internacionales.

5. El Eje Guatemala-Yucatán permite la integración de las zonas productivas y los circuitos turísticos mayas.

El PPP como Prospecto de Inversión

De acuerdo con el BID, en buena medida la razón por la que el sur México y Centroamérica son pobres y no competitivos es que las carreteras no están pavimentadas, las aduanas, puertos, aeropuertos y sistemas ferroviarios operan ineficientemente, y el uso de electricidad, teléfonos e Internet es demasiado bajo porque los servicios son muy caros. En consecuencia, muy poco comercio de bienes y servicios se mueve a través de Mesoamérica. Prestar estos servicios públicos requiere de inversión, la cual ha faltado, de acuerdo con el diagnóstico. Un argumento estándar subyacente es que el Estado ha fallado en proporcionar estos servicios públicos regionales y es responsable por los bajos niveles actuales de inversión. Se requiere mayor participación del sector privado en todas las áreas de reforma. De acuerdo con este análisis, el problema no es la falta de recursos, sino de un apropiado clima de negocios para alentar a los inversionistas tanto domésticos como internacionales a inyectar dinero en estos países. El PPP fue formulado para cimentar esta nueva asociación entre los sectores público y privado que se supone superará los obstáculos a la inversión.

Los beneficios directos de la integración para México y Centroamérica incluirían menores costos de transporte e instalaciones mediante la formación de mercados regionales de logística, energía, telecomunicaciones e información digital. La lógica del PPP infirió que este marco, para la cooperación y la planeación regional, también ayudaría a resolver la formidable agenda social y ambiental a través de algún tipo de esquema más amplio de manejo de riesgo. Muchas de las inversiones propuestas comparten el discurso de la liberalización comercial, o más recientemente, del incremento de la competitividad. De hecho, existe una íntima complementariedad entre las agendas del PPP y del Tratado del Libre Comercio. Específicamente, en ambos casos el objetivo final es reducir las barreras al libre flujo de bienes y servicios dentro y a través de Mesoamérica. En algunos casos, las iniciativas del PPP que conllevan reformas a las políticas otorgan importantes concesiones para la liberalización comercial que de otra manera tendrían que ser negociadas de manera formal (p. ej. reglas de propiedad intelectual, desregulación, privatización y los temas de Singapur).

Uno de los principales retos para atraer a los inversionistas al PPP es la falta de predictibilidad electoral, particularmente la amenaza de que sean electos gobiernos menos entusiastas en los países miembros. Sin embargo, se incluyeron obligaciones clave en el Acuerdo de Tuxtla, el mecanismo de cooperación regional entre jefes de Estado, y los nuevos gobiernos se las verán duras para librarse de ellas. En una reciente entrevista, Herbert Taylor, ex-Comisionado mexicano para el PPP, comentó que, “Un asunto sabio ha sido colocar el PPP dentro del mecanismo de acuerdos políticos de Tuxtla, lo que hace que se conviertan en políticas de Estado y no de un gobierno. Su permanencia está garantizada” (Jaramillo, 21 junio de 2004)

El núcleo del PPP es la inversión. Igual que con la liberalización comercial, las reformas que conllevan las iniciativas de integración del PPP comparten el mismo objetivo subyacente de reactivar el crecimiento económico a través del aumento de la inversión privada nacional e internacional y de la productividad. El crecimiento económico se ha estancado en Centroamérica, particularmente desde finales de los 90, y nunca se recuperaron las tasas de los 70.[4] La inversión extranjera directa (IED) hacia la región ha disminuido, ya que quedan pocos bienes públicos por privatizar.[5] Los niveles de inversión doméstica siguen muy por debajo de los necesarios para sostener altas tasas de crecimiento, reflejando una anémica recaudación fiscal y temor al riesgo por parte del sector privado. Como resultado, la productividad se ha estancado o declinado a pesar de una década de reformas pro-negocios.[6] Los países centroamericanos se ubican en la mitad inferior del Índice de Crecimiento de la Competitividad del Foro Económico Mundial.[7]

El PPP es en gran medida una discusión acerca de cómo adaptar los subsidios del sector público para que puedan seducir eficazmente a los escépticos inversionistas privados domésticos e internacionales. “El PPP es un mecanismo de coordinación política para impulsar proyectos,” afirma Marcelo Antinori, Jefe Especialista sobre Infraestructura y Finanzas en el Banco y Coordinador General de proyectos del PPP (InterAction, febrero de 2002). Otro especialista del Banco lo puso de este modo: “la región necesita un prospecto de inversión para proporcionarle al inversionista una imagen de Centroamérica como una entidad integrada: Mesoamérica.” Hay un problema de percepción entre los inversionistas que resulta en un enfoque nacional de las oportunidades de inversión. El trabajo de competitividad del BID está diseñado para promover a Mesoamérica como una oportunidad de inversión mayor que cualquier país. El objetivo del BID al apoyar la Iniciativa de Facilitación del Comercio y la Competitividad del PPP es proporcionar una imagen integrada de la región, con medidas agregadas (base de consumo, bienes potenciales, servicios a los negocios, etc.), cuyo tamaño “pondrá a la región en el mapa.” [8]

En este esquema, existe una preferencia inherente por ciertos proyectos sobre otros, y las prioridades se establecen en un proceso vertical de toma de decisiones. El PPP tiene que ver con cambiar las normas, regulaciones y otros obstáculos, que se cree, restringen el ambiente de negocios en Mesoamérica, y reabrir la válvula de la inversión. Esta estrategia asume que los mayores promotores del crecimiento de la productividad y la innovación son externos. Los proyectos prioritarios son los que atienden demandas de la comunidad de negocios, así como proyectos complementarios para mitigar los impactos sociales y ambientales de los primeros. La reducción de la pobreza no es un objetivo directo del PPP, a pesar de los lineamientos del Banco que exigen que 50% de sus operaciones y 40% de su volumen de créditos deban financiar proyectos estrictamente para la reducción de la pobreza o el incremento de la equidad social (InterAction, febrero de 2004a).

Existe desacuerdo entre los interesados acerca de lo que merece atención prioritaria al promover la integración, así como suspicacias sobre la distribución de costos y beneficios. En el centro de las preocupaciones de la sociedad civil mesoamericana sobre el enfoque de desarrollo de este megaproyecto están las preguntas: ¿Quién gana? ¿Quién pierde? y ¿Quién decide? Las iniciativas del PPP están siendo apadrinadas por un pequeño grupo de élites locales que delegan el trabajo a un anónimo personal técnico, en un proceso no participativo y antidemocrático respaldado por el BID. De esta manera, el PPP no es diferente de la mayoría de las operaciones del BID. Muchos representantes de la sociedad civil están molestos por el veloz ritmo con el que avanzan algunas de las iniciativas del PPP, e igualmente decepcionados por la dirección y el ritmo de los programas con mayor orientación social. Existe la percepción de que el BID y los Comisionados de los Países del PPP no están dispuestos a consultar seriamente con ellos sobre las implicaciones sociales, ambientales, culturales y fiscales de estos proyectos de alto impacto.

A pesar del inflexible compromiso del BID con los beneficios del libre comercio y la integración física, existe poca evidencia empírica que muestre que estas políticas reducirán la pobreza (Stiglitz y Charleton, 2004). En vez de ello, hay una creciente preocupación de que aquéllas exacerbarán los problemáticos procesos de exclusión social y deterioro ambiental en la región. Un vigoroso movimiento social trasnacional en contra de la integración económica impuesta desde arriba ha criticado varios aspectos del PPP, incluyendo la probable carga de deuda, sus prioridades urbanas, el riesgo de desplazamiento territorial que coloca sobre las comunidades rurales e indígenas, la creciente amenaza de la hegemonía global de los EE.UU. y la falta de una adecuada supervisión de la regulación. Las recientes reuniones multisectoriales de la sociedad civil mesoamericana han resultado en el completo rechazo de este enfoque para el desarrollo.

El PPP descansa sobre un legado de débiles bases institucionales para la integración, donde generalmente prevalece el comportamiento guiado por el interés propio, salvo en el caso de un impulso a la acción colectiva por parte del jugador dominante. De muchas maneras, el PPP está repitiendo los pasos en falso de anteriores iniciativas impuestas de integración. En los 50, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) jugó este papel, pero promovió un tipo muy diferente de integración del que ahora vemos en el PPP. El enfoque de la CEPAL estaba basado en la noción de que la fidelidad a un modelo ortodoxo de exportaciones fracasaría, dada la naturaleza injusta del comercio y de la distribución local de los beneficios. En vez de ello, Centroamérica debía mirar hacia adentro para promover industrias regionalmente competitivas, incluyendo garantizarles un estatus de monopolio regulado en el mercado regional, y así construir una base más fuerte para entrar en el mercado global.

Dicha preferencia por las firmas industriales centroamericanas incitó una fiera oposición de los EE.UU., que respondieron con una generosa oferta de financiar a todas las burocracias de la región (SIECA, BCIE, COMTELCA, etc.) a cambio del abandono de esta visión (Bulmer-Thomas, 1987: 172-173). Al enfoque de integración balanceada de la CEPAL le movieron el piso y los EE.UU. pudieron asegurar una forma más aceptable de integración regional, bajo la forma del Mercado Común Centroamericano (MCCA).

Un componente de la integración regional que prosperó bajo el enfoque de los EE.UU. fue el de la infraestructura regional. El precursor de la iniciativa de integración del transporte del PPP fue implementado en 1963, dando prioridad a doce rutas de “interés regional” y enfatizando la estandarización. La coordinación regional de las telecomunicaciones fue facilitada porque los militares, recién instalados por golpes de estado en todos los países excepto uno, dirigían las compañías telefónicas, y porque el MCCA no amenazaba la soberanía militar local. En suma, el MCCA era compatible con los intereses estratégicos y económicos de los EE.UU. en la región. Como recompensa, de acuerdo con Bulmer-Thomas (1987:178), “La asistencia oficial estadounidense para el desarrollo de la región se incrementó notablemente, y a los gobiernos nacionales se les perdonó mucho de la carga de deuda que surgió de la necesidad de financiar a las nuevas instituciones regionales”[9] No es de sorprender que esta dependencia haya disminuido los compromisos gubernamentales con los aspectos más difíciles de la integración y convirtiera a las instituciones regionales en enclaves responsables ante los donantes y no ante los ciudadanos.

Es posible derivar varias lecciones del ascenso y caída del MCCA, las cuales sugieren paralelos para entender las oportunidades del PPP y el CAFTA. La experiencia del MCCA no alteró el modelo histórico de crecimiento económico, en el cual la mayoría de la población, particularmente los trabajadores rurales, fue excluida en gran medida de la distribución de los beneficios. El MCCA no redujo la dependencia regional de las importaciones, aunque fue acompañado de niveles crecientes de inversión extranjera directa y deuda externa. Los esfuerzos de integración económica regional no resultaron en instituciones suficientemente estables y en vínculos políticos regionales para mantener un modelo de mercado común con una orientación más interna y progresista (como proponía la CEPAL) a través de las crisis económicas y políticas. Lejos de promover la convergencia entre las economías de la región, el MCCA condujo a mayores disparidades y a crecientes tensiones vinculadas a la distribución de costos y beneficios. Si bien el MCCA fue creado inicialmente con una agenda que balanceó el desarrollo y el control político regionales con el comercio, terminó por fracasar, debido a, entre otras cosas, la falta de autonomía de Centroamérica como región en la esfera de influencia de los EE.UU. en el clímax de la Guerra Fría.

La creciente voz disidente predice que las actuales iniciativas de integración tienden al efecto acumulativo de exponer una región social y económicamente frágil a la intensa carga de la aceleración del tráfico comercial sin las salvaguardas adecuadas, las cuales incluyen mecanismos de consulta continua, transparente y significativa con los afectados; definiciones locales de seguridad alimentaria y disposiciones anti-dumping; defensa del derecho a la tierra, recursos y propiedad intelectual; asistencia para el reasentamiento; redes de seguridad local contra-cíclicas; y los medios para una no violenta resolución de diputas. Estos elementos sociales y ambientales del modelo de integración del BID han recibido hasta ahora menor interés financiero que los más lucrativos proyectos de infraestructura e instalaciones. A pesar de las revisiones de la estrategia operativa relevante en las áreas de participación, apertura de la información y medio ambiente, el BID y los gobiernos de la región no han facilitado ni promovido la discusión pública sobre los varios costos y beneficios de este modelo de desarrollo.
Lecciones Aprendidas por la Sociedad Civil a través del PPP
En cinco años de diálogo sobre el PPP con contrapartes del Sur, funcionarios gubernamentales centroamericanos y el BID, la Iniciativa Banco Interamericano de Desarrollo-Sociedad Civil, (http://www.bicusa.org/en/Project.Resources.16.aspx), ha aprendido varias lecciones, las cuales intentamos sintetizar aquí.

1. El Juego de Evasiones en la rendición de cuentas del PPP
La estructura multinacional y multi-institucional, en la cual los proyectos del BID están contenidos, crea grandes huecos para la rendición de cuentas. La falta de este mecanismo en el PPP comienza con el hecho de que el mismo Plan representa una visión vertical de la integración, que descansa sobre los históricamente débiles compromisos de las élites centroamericanas, y que el BID está tratando de vender a inversionistas públicos y privados. Por un lado, estas mega-iniciativas aparecen como los tentáculos de un pulpo, ninguno de los cuales parece asumir responsabilidad por las acciones del conjunto. Por otro lado, no se han establecidos criterios claros para justificar la definición de integración que será usada para calificar las solicitudes de financiamiento. Cuando ciertos proyectos se convierten en varas ardientes para la oposición (Presas sobre el Usumacinta, el aeropuerto de San Salvador Atenco, el Proyecto México Milenio y el Anillo Periférico de San Salvador), se sacan convenientemente de la cartera del PPP.

Cuando otros temas de profundización de la integración se ponen en la mesa para su consideración, por parte de la sociedad civil (educación indígena, seguridad de la tierra, caminos rurales), son categóricamente excluidos por razones que aparecen como arbitrarias e inconsistentes. Cualquiera autoridad a la que uno se acerca para discutir el PPP, frecuentemente difiere la responsabilidad y desvía la culpa hacia otra parte. Los gerentes de proyecto del BID afirman que el PPP solo está financiando proyectos solicitados y aprobados por los Comisionados del Plan, éstos refieren a los Ministros de Finanzas o del Tesoro, los funcionarios gubernamentales dicen que está trabajando dentro de los límites definidos por los EEUU y el BID. El BID dice que no puede rendir cuentas por préstamos relacionaos con el PPP que el BCIE u otros financiadores resolvieron hacer. Al final, la bolita corre por todos lados

2. El PPP está “pavimentando el camino” para el TLCAUSA y el ALCA
Los procesos de integración comercial e integración regional en Latinoamérica están claramente enlazados, y el BID está en el corazón de ambos. El PPP es el ladrillo y la argamasa del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y los Estados Unidos (TLCAUSA). El BID lo llama “facilitación comercial”. El PPP está mejorando carreteras, puertos y aeropuertos a fin de acelerar el tráfico comercial, evitar impuestos fronterizos y bandoleros que amenazan la carga que se mueve lentamente. Esta siendo creado un mercado energético que será explotado por la intensificación de la privatización y desnacionalización energéticas del TLCAUSA. El PPP instalará una supercarretera subacuática de información, mediante fibra óptica, para que las compañías financieras, aseguradoras, logísticas y educativas estadounidenses puedan introducir servicios de segunda mano a sobreprecios en Centroamérica, luego de que el TLCAUSA abra dichos mercados a la participación privada trasnacional. El PPP está estableciendo una red de reservas turísticas de administración privada, en la cual Marriot tendrá las reservaciones y las ganancias, mientras que los indígenas cocinarán, y limpiarán para los visitantes extranjeros y los divertirán. El BID está acelerando esta transición de Centroamérica hacia su legítima posición en el mercado global, proporcionando asistencia para construir capacidad comercial, préstamos para la competitividad y asesoría en políticas, con el fin de oscurecer la percepción de que la única industria competitiva en Centroamérica aún no dominada por las trasnacionales es el tráfico de humanos, drogas y dinero.

3. La oposición estratégica ha congelado el PPP en México
Vicente Fox, Presidente de México, fue el propulsor intelectual y el principal protagonista del Plan Puebla Panamá cuando fue lanzado en el 2001. El progreso del PPP en México se ha casi paralizado por dos años debido a la subestimación de la capacidad del movimiento indígena y rural para bloquear iniciativas claves del PPP. La oposición, efectivamente coordinada a nivel internacional, contra los peores aspectos del PPP ha contribuido a la suspensión y abandono de proyectos de gran perfil del PPP bajo la administración Fox. Consultas patrocinadas por el Banco han sido bloqueadas, la participación indígena se ha mantenido y el financiamiento para proyectos políticamente sensibles ha sido retirado. A fin de impedir que esta crisis tuviera el mismo efecto en Centroamérica, el BID ha hecho del “desarrollo sustentable” una más visible prioridad. Mientras que este compromiso parece ser un gesto para suavizar las críticas, más que un claro giro operacional, es sin embargo un retiro significativo de la exclusiva promoción de los megaproyectos energéticos, de caminos de cuota y telecomunicaciones, que han dominado los esfuerzos financiadores desde el 2001. El cambio representan una pequeña retirada del BID, tras la cual son posibles avances más concretos en la dirección correcta.

4. El PPP tiene que ver con ganar corazones y mentes
Los funcionarios nacionales, las élites latinoamericanas y el personal operativo del PPP, entienden que el proyecto es vulnerable a la oposición pública de sus llamados beneficiarios; de la gente pobre que no ve beneficios para ellos en el proyecto, de los campesinos cuya falta de tierras e inseguridad se verá empeorada, y del ciudadano común que se pregunta por qué su carga fiscal se revierte en una siempre creciente deuda. Esto se refleja en la reciente decisión del BID para repensar su enfoque hacia el PPP y rediseñar su estrategia de relaciones públicas, basada en asesoría profesional y en la consideración de las reacciones informales de un creciente número de centroamericanos críticos al PPP. Comenzando a mediados del 2003, el banco anunció haber reconocido la crisis de legitimidad que enfrentan las iniciativas del PPP, principalmente entre grupos indígenas y organizaciones campesinas. A fin de impedir que la “contaminación de la desinformación zapatista” descarrile el progreso del PPP en Centroamérica, el Plan se ha embarcado en una campaña anticipada de relaciones públicas para promover una imagen positiva del Plan y atemperar la oposición. En una iniciativa tipo caballo de Troya, descriptivamente llamada “Información, Consulta y Participación”, el BID ha gastado cerca de un millón de dólares contratando a la firma internacional de RP Fleishman-Hillard, para diagnosticar y planear contra la oposición al PPP. En lugar de proveer los recursos necesarios para facilitar un diálogo auténtico con los actores locales acerca de las prioridades de desarrollo, el BID continúa invirtiendo en dispositivos de defensa para proteger la agenda pre-configurada que ve a la participación social casi exclusivamente como obstáculo potencial para los objetivos del PPP.

5. El PPP y la apertura de la información – La sociedad civil es la última en saber
Incontables propuestas han sido enviadas al BID acerca de cómo facilitar un flujo más efectivo de información sobre el PPP entre los múltiples involucrados. Sin embargo, en la práctica, el BID continúa dependiendo de medios de comunicación inefectivos que violan sus propias políticas institucionales y aseguran un nivel de conocimiento nada uniforme en relación con el PPP. A pesar de repetidos compromisos de proporcionar una mínima información sobre los eventos y proyectos del PPP, no se encuentra disponible con anticipación un calendario de funcionamiento ni una agenda de las visitas y reuniones de trabajo de ninguno de los comités técnicos del Plan. Nunca se ha puesto a disposición una lista completa de contactos del PPP, y sus proyectos ejemplifican algunas de las peores prácticas de encubrimiento de la información cuando se trata de notificar con tiempo de antelación sobre documentación concreta relativa a los mismos. Además, el BID no ha proporcionado a los gobiernos centroamericanos recursos adecuados para poner a disposición en el área información en español. Estos defectos sistemáticos sugieren un patrón de decepción indirecta relativa a las cuestiones más sensibles alrededor del PPP, y únicamente aumentan la desconfianza que la iniciativa ha causado.

6. El PPP necesita promoverse entre los grupos indígenas.
Entre los que se oponen al PPP están los pueblos indígenas, excluidos desde antes de los mínimos beneficios del crecimiento económico de la región, cuyos derechos han sido violados históricamente y cuyas tierras han sido usurpadas por grandes proyectos de infraestructura, y quienes no perciben ningún beneficio futuro del PPP. Mientras se construyen líneas eléctricas de alto voltaje, sus comunidades siguen sin electricidad. Mientras se construyen amplios caminos para transportar bienes comerciales, ellos siguen sin transporte. Mientras se lleva a cabo la integración comercial, ellos están perdiendo incluso sus modestos medios de subsistencia como campesinos independientes pobres, y son obligados a entrar en las corrientes del trabajo urbano y migratorio. La relación del PPP con los grupos indígenas ha sido poco menos que un completo fracaso. Al principio, el BID invitó al moderado Consejo Indígena Centroamericano (CICA) a proponer los términos de su participación en el PPP. Sin embargo, cuando el CICA hizo demandas concretas sobre las prioridades de contenido en el PPP –específicamente, iniciativas para un instituto de educación indígena, una corte indígena y un banco de desarrollo rural para la producción y el comercio indígenas, contenidas en la llamada propuesta “Abya Yala”- el BID y los gobiernos del PPP se evadieron. Se denegó al CICA su solicitud de una posición para un Comisionado Indígena en el directorio del PPP, y su propuesta fue relegada a la basura. En respuesta, el PPP creó un nuevo espacio para la participación indígena, vio cómo los que habían sido desdeñados en las primeras consultas rechazaban participar, y siguió entonces adelante con las organizaciones indígenas más complacientes.

7. El BID delegará los préstanos controversiales cuando sea posible
Aunque la rendición de cuentas del BID es débil, sigue siendo mucho más abierta al escrutinio público que la de los gobiernos latinoamericanos y otros prestamistas. El BID se lleva a sí mismo a cuentas periódicamente ante el Congreso de los EEUU, en reciprocidad por los reaprovisionamientos multimillonarios, así como ante otros donadores no prestatarios, los medios de comunicación en el Norte, y finalmente, ante los mercados crediticios internacionales en donde colecta año con año sus fondos de operación. Lo último que quiere el BID es hacer préstamos innecesariamente controversiales que dañen su imagen pública (y amenacen su clasificación crediticia AAA). Sin embargo, cuando le sea posible, el BID delegará sus préstamos controversiales hacia los gobiernos nacionales o hacia otras instituciones financieras con menores salvaguardas, requisitos de apertura de la información, y menos concientes de la imagen, tales como el Banco Centroamericano para la Integración económica (BCIE). Este el caso del proyecto del Anillo Periférico de San Salvador, al cual, aun siendo una parte integral de la Iniciativa de Interconexión Carretera del PPP, el BID declinó financiar, reconociendo las consecuencias de construir una autopista de siete u ocho carriles en un área densamente poblada y ecológicamente frágil al este de San Salvador. En ausencia de un estudio viable de impacto ambiental y social, y con creciente oposición por parte de las comunidades afectadas, el BID rehusó financiar el Periférico en su cartera del PPP y delegó el financiamiento de un segmento de la carretera al BCIE. Demasiado ansioso de desafiar al BID por su franja en el mercado centroamericano de préstamos para el desarrollo, el BCIE no sólo se ha comprometido a financiar el periférico salvadoreño, sino que se está convirtiendo en el mayor financiador de proyectos carreteros y energéticos a gran escala en la región.

8. Mitigando el impacto de las evaluaciones ambientales
Aparentemente, no hay consenso en el BID acerca de cómo se debe hacer la valoración del impacto social o ambiental. El centro del debate es si se deben valorar impactos directos o acumulativos. Los oponentes en la sociedad civil de los proyectos de energía hidráulica, han diferenciado entre los efectos acumulativos y los directos de un proyecto como el SIEPAC, preguntándose hasta qué punto la valoración debe ir más allá de los estrechamente definidos impactos directos, hasta llegar a los impactos, riesgos, ventajas y desventajas en el mediado plazo en el mercado energético regional (o en el sistema carretero). Si se valora el impacto acumulativo del SIEPAC, se vuelve imposible desligar una línea de transmisión eléctrica de las decisiones acerca de la capacidad de generación de energía, y de política energética en general. Así es como el SIEPAC se liga inextricablemente a la perspectiva de presas en el Río Usumacinta o a los cientos de otros sitios visualizados por las compañías eléctricas en Centroamérica. El BID ha profesado escepticismo de que cualquier metodología permita una veraz estimación de los impactos acumulativos de un megaproyecto, y prefiere limitar las valoraciones al impacto del derecho de vía de mil metros para una línea de transmisión de 220 kV o una autopista, a fin de evitar resbaladizos debates sobre políticas.

9. Hay valor estratégico en frenar o parar proyectos del PPP
El caso del propuesto aeropuerto en Salvador Atenco, México, cancelado debido a la oposición campesina, demostró el poder de las comunidades organizadas para detener proyectos mayores de infraestructura demandados por el sector privado. Atenco arrasó con mucho de la energía de la maquinaria de protagonismo mexicano detrás del PPP. De manera similar, otras batallas alrededor de proyectos pueden tener efectos niveladores entre las comunidades y el BID en futuras negociaciones sobre prioridades del desarrollo. En El Salvador, las Asociación de Comunidades Afectadas por el Periférico de San Salvador (ACAP), se ha opuesto por casi dos años al proyecto de autopista de ocho carriles y distribuidor vial que potencialmente desplazaría a miles de familias en un suburbio oriental de San Salvador. Como se hizo notar arriba, el BID eligió no participar en el financiamiento de este proyect, dejándoselo al BCIE. Mientras tanto, la sección oriental del proyecto, que pasa por las comunidades afectadas, se pospuso, y ahora ha sido programada para ser la última sección construida en el 2006, gracias a la oposición de la comunidad.

10. Retórica del servicio sólo para Desarrollo Social
A pesar de las peticiones para tomar en cuenta seriamente el lado social del PPP, la cartera para el desarrollo rural y social permanece vacía, en tanto que $4.5 mil millones han sido utilizados para pavimentar carreteras. El BID ha dedicado una considerable cantidad de atención retórica a las críticas de que el PPP refleja un modelo de desarrollo urbano e impulsado por las élites. Dada la masiva ambivalencia de los fondos privados, disponibles para blancos potenciales de futuras privatizaciones (carreteras de cuota, puertos, aeropuertos, sistemas de telecomunicaciones, transmisión de energía), como lo opuesto a los sectores sociales, la falta de entusiasmo por parte del Banco y los gobiernos de las región para gastar sumas sustanciales para atacar la persistente pobreza y desigualdad, es notable pero no sorprendente. En tanto, cada día el potencial para alcanzar los Objetivos del Milenio del Desarrollo (OMD) en Centroamérica, blanco modesto dados los niveles de desarrollo de la región, se deslizan más fuera de alcance. Las inacabables ceremonias para firmar Memoranda de Entendimiento del PPP, han hecho poco por atender los obstáculos estructurales al desarrollo sustentable para la mayoría de los pobres en Centroamérica. Hasta que la retórica sea acompañada con fondos, los esfuerzos del BID hacia el desarrollo serán vistos como poco más que una atracción secundaria, quizá lo que todo el tiempo buscaron ser.
[1] Tomado de lan Puebla Panamá: ¿Receta para el Desarrollo o Desastre? http://www.bicusa.org/en/Project.Resources.16.aspx).
[2] Véase el Apéndice A de McElhinny y Nickinson (2005) para una descripción de los criterios de selección de la base de datos del PPP y varios cuadros que enlistan los resultados, http://www.bicusa.org/en/Project.Resources.16.aspx.
[3] De nuevo, esto no incluye US $27.5 mil millones en proyectos de energéticos en trámite. Tampoco se incluye
en este total una lista de “megaproyectos” del PPP propuestos (canales secos, puertos, expansión de canales,
gasoductos, rehabilitación de vías férreas) que totalizan otros US $10-20 mil millones, los cuales exceden la
capacidad financiera en el corto plazo de las economías centroamericanas.
[4] El crecimiento actual está por debajo de la tasa de 6% (2.7% per capita) en los 70. En la “década perdida” de los 80, el crecimiento promedió sólo 1%; en los 90 subió hasta el 4.1% (1.8 % per capita), pero se ha inmovilizado desde 1997 y quedó muy por debajo del promedio del Este de Asia de 7% en las últimas 3 décadas (Agosin, Machado, & Nazal, 2002).
[5] En promedio, Centroamérica vio un incremento en la IED de US $1,400 millones al año (1996-2001), pero ha declinado desde entonces. Con excepción de Costa Rica, los flujos de IED fueron impulsados por la privatización y están ahora disminuyendo y dirigiéndose a la construcción en vez de a la inversión productiva fija y al ahorro doméstico, el cual sigue muy por debajo de los niveles necesarios para el desarrollo sustentable. El Salvador, el reformador estrella, ha visto a su IED colapsarse de US $1,100 millones en 1998 a US $140 millones en 2003.
[6] El BID (2001) reporta que las tasas totales del factor productividad cayeron en Centroamérica en la década pasada, especialmente en el sector agrícola (Agosin, Machado, & Nazal, 2002). El Crecimiento Total del Factor Productividad entre 1991 y 2000 ha sido decepcionante para Costa Rica ( +0.2%), Guatemala ( - 0.5%), El Salvador (- 0.85%), Nicaragua (-1.6%) y Honduras (- 1.95%)
[7] El Salvador ocupa el lugar 48, Costa Rica el 51, Guatemala, Nicaragua Honduras se ubican en los lugares 89, 90 y 94 respectivamente de un total de 102 países; véase FEM, http://www.weforum.org.
[8] Martin Chrisney, Especialista en Competividad del BID, comentarios durante una reunión entre ONGs-BID sobre el PPP y la Competitividad en septiembre del 2004 (InterAction, septiembre de 2004).
[9] Según explica Bulmer-Thomas: “El financiamiento externo, principalmente de las fuentes oficiales de los EE.UU., fue integrado en virtualmente todos los presupuestos de las instituciones regionales, aunque la contribución centroamericana en algunos casos fue igual cero.” Ejerciendo su papel autodesignado a través del BID, el financiamiento de los EE.UU. para la construcción de caminos contribuyó con 75% de este gasto en la región, e indujo un proceso artificial de planeación nacional que desentonó con la capacidad o interés local.

Escrito por asesoria-politica el 16/04/2007 08:21

Concepto de Justicia en Aristóteles

Un artículo, con mucho detalle, incluso linguístico sobre el concepto de justicia en Aristóteles.

LA JUSTICIA POLÍTICA DE ARISTÓTELES
COMO JUSTICIA DEMOCRÁTICA
José Enrique Miguens
Se analiza el concepto aristotélico de justicia política -dejado de lado por los comentaristas modernos- que es superior y englobante de todas las demás formas de la justicia.Abarca dos aspectos: Justicia de la polis como ordenamiento adecuado a la naturaleza politica del hombre y Justicia en la politeia en su cabal sentido de modo de vida democrático, que exige la inclusión de todos los ciudadanos en la comunidad política efectivizando la isonomía y la constelaciòn de conceptos políticos que giran alrededor de este valor fundamental Esta justicia polìtica legitima a los movimientos populares que reclaman mayor participación en las decisiones políticas.
La justicia política (to dikaion politiké) es para Aristóteles el tercer requisito esencial que debe mantener el cuerpo ciudadano actuando deliberativamente (politeuma) para que exista una polis digna de tal denominación y que pueda realizar su finalidad especifica. No tan curiosamente, este concepto ha sido completamente dejado de lado en las ciencias sociales inclusive en las normativas. En las Escuelas de Derecho y de Ciencias Políticas se habla profusamente de las justicias particulares arstotélicas: justicia conmutativa, justicia distributiva, justicia correctiva o rectificatoria y justicia legal y hasta algunos le incorporan una justicia social. Pero no se oye hablar de la justicia política que Aristóteles considera la más importante y englobante de todas las demás y a la que dedica un Capítulo entero en la Etica Nicomaquea (L.V. Cap.6) y en la Etica Eudemia (L. IV, Cap.6) y Magna Moralia: (L.I,Cap.31).
Generalmente se tiende a disolver el concepto de justicia política, que pertenece al ámbito público y político propio de la polis considerada como comunidad política (koinonía politiké), dentro de aquellos otros tipos de justicia que pertenecen más bien al ámbito de lo jurídico privado. A mayor agravamiento, en lo público, como resultante del encuadre mental liberal individualista, solo se ven relaciones bilaterales, obturándose así toda captación de lo propiamente comunitario dentro de lo político que es fundamental en Aristóteles.
Acerca de la justicia conmutativa o recíproca y la correctiva ejercida para enmendar entuertos, no hay posibilidad de confusión con la justicia politica. Pero puede haberla en las dos justicias restantes: la justicia distributiva y la justicia legal.
En Aristóteles todas estas acepciones serían meros aspectos de la justicia particular distributiva. Cuando habla de la adjudicación de honores o de dinero "entre los que tienen parte en un régimen" que califica como justicia parcial (Et. Nic. 1130b 30) no se está refiriendo a una especie de justicia política ni piensa que esto entre en la justicia política. Este mismo principio de justicia distributiva juega en cualquier reparto del botín o de la fama en una tribu guerrera, del producto del robo en una banda de ladrones, de los ingresos y el reconocimiento de méritos en una familia, y modernamente se aplicaría a la distribución de lo producido por una sociedad en cualquier rubro. Nada de esto es justicia política.
Cuando Aristóteles quiere definir su concepto de justicia polìtica dice que es la de los ciudadanos dentro de la polis, la de los polites en cuanto tales, cuya justicia o injusticia no se manifiesta en otro tipo de relaciones.(Et. Nicomaquea. 1134b 5-18 y Magna Moralia L.I, Cap.31) En los dos textos se descartan expresamente otros tipos de relaciones sociales. "Pero aquí no buscamos esa justicia, estudiamos únicamente la justicia política y la justicia politica consiste exclusivamente en la igualdad y en la completa semejanza...Desde el punto de vista en que nos hemos colocado, y encontrándose lo justo en la comunidad política se sigue de aquí que las ideas de la justicia y del hombre justo se refieren especialmente a la justicia política" (M.M. L.I, Cap.31) Vale decir que la justicia politica se refiere a lo justo propio de la convivencia política entre ciudadanos dentro de una comunidad política.
En el campo de las representaciones colectivas, creo que puede verse la diferencia entre ambas concepciones de la justicia en la figura de sus dos diosas. La diosa Themis con su balanza pitagórica es la figura de la justicia prepolítica que encarna los dictados de los themisteis o edictos reales, leyes que se asimilan en el imaginario colectivo a aquellos dictados normativos que Esquilo calificaba como "los tiránicos mandatos imperativos de Zeus" En cambio, la que representa más propiamente a la justicia política encarnada en la polis democrática, la justicia de los tiempos nuevos, es la diosa Diké bajo cuyo patrocinio surgen los nomoi mediante la interacción entre ciudadanos libres e iguales.() Evidentemente aquí se estan representando dos concepciones éticas que dan origen a dos distintas concepciones de la justicia: la ética de la equivalencia que juega en el ámbito de lo privado ( "do ut des", "ojo por ojo", "equilibrio en las prestaciones") y la ética de la solidaridad basada en la amistad cívica y en el respeto mutuo entre los ciudadanos, que juega en el ámbito de lo público politico.
Pienso que lo que ha impedido captar adecuadamente este concepto de justicia política que es clave de la filosofía éticopolítica aristotélica, es la carencia de una visión clara acerca de la entidad propia de lo politico dentro de la vida social, así como de la polis como comunidad política, como una comunidad específica con características distintas a todas las demás comunidades y superior a todas ellas en el campo secular de lo social.El peso que tienen las teorías políticas de t ipo individualista y contractualista ha hecho confundir reiteradamente este concepto de "justicia política".
Entonces. Para entender este original concepto aristotélico y sus importantes implicaciones, debemos ubicarnos dentro de los encuadres mentales del Filósofo.

Justicia de la polis. En el caso de la justicia política, esta solo puede existir entre personas libres e iguales que conviven como ciudadanos dentro de una comunidad propiamente política. Esta es, nos dice aquí el Filósofo, una comunidad normada por leyes y costumbres que mantienen un modo de vida propiamente democrático (politeia en su auténtico sentido aristotélico) centrado principalmente en que todos compartan el gobernar y ser gobernados alternadamente. Por eso es que Miller puede decir apropiadamente: "La justicia politica se aplica a aquellos que son naturalmente adecuados (epephukei) para la legalidad y que tienen igualdad en gobernar y ser gobernados" () Por dicha razón, este concepto de justicia politica, no es aplicable sino por derivación a los regímenes de gobierno despóticos y paternalistas que surgen de la matriz de relaciones societarias ente amos y esclavos o entre padres e hijos respectivamente. (Et. Nic. 1134b 8-10 y 12-15)
La parte principal de la justicia polìtica la constituye lo que denomina "justicia natural" que por surgir de la naturaleza humana "tiene en todos lados la misma fuerza y no debe su existencia a que la gente crea esto o aquello" (Ver E.N. L.V, Cap 7) Pero aquí Aristóteles se preocupa por salvar el principio de la justicia politica natural en tanto es aplicado a la polis y a la politeia : "...aunque hay solamente una (politeia) que es en todos lados por naturaleza la mejor" (E.N. 1135a 1-15) O sea, que la primera prescripción de la justicia política natural es que la polis sea una verdadera comunidad política de ciudadanos libres e iguales conforme a su naturaleza, compartiendo la soberanía y alternándose en el gobierno, y que la politeia en cualquier lado solo será auténticamente tal en cuanto se adecúe a esto. La primera dimensión de la justicia política es pues, como no podría ser de otra manera, la justicia ínsita en la comunidad política, en su modo de vida, en sus estructuras y en el justo modo de ordención de sus instituciones o eutaxía.
¿De qué otra manera podríamos hablar de comunidades politicas justas o injustas si no es por referencia a la justicia política natural propia de las sociedades de personas humanas? De no ser asi. ¿En que nos podríamos fundar para decidir que una sociedad política despótica o una oligárquica es injusta?

Justicia en la politeia. El segundo ámbito de principios de la justicia política se refiere a la evaluación de la justicia o injusticia del régimen político que ordena a los ciudadanos como tales.
En esto, como en todas las cuestiones éticopolíticas, Aristóteles se remite a la experiencia humana y social como punto de partida imprescindible para todo lo referente a la praxis. Así como recurría a lo que la gente considera como actos que en cada tipo de justicia convierten a una persona en justa o injusta, ahora va a recurrir al lengüaje político usual en su momento histórico que, de alguna manera está expresando las experiencias políticas recogidas por el demos ateniense al llevar adelante su proceso de democratizción. Pienso que este segundo ámbito de la justicia política aristotélica se centra alrededor de los conceptos de politeia y de eunomía tal como se entendían en su época.
Como bien apunta Ernst Bloch, el sentido de injusticia de las ordenaciones y configuraciones de las sociedades con respecto a sus miembros aparece cuando hay grupos insatisfechos con sus condiciones de vida y con la posición social que ocupan. () Se trata del conocido paso desde la sensación de privación relativa, a la noción de injustica. La sensación de estar privados de algo que consideran valioso es lo que hace ver a algunos grupos la injusticia de la situación y hace surgir los nuevos conceptos que darán expresión positiva o negativa a todo esto. También, la pérdida de la confianza anteriomente conferida a los grupos dominantes de su sociedad, hace dudar de la validez del sentido de los conceptos así como de la difinicones de situación establecidas por aquellos, que anteriormente eran aceptados sin discusión y que ahora se dicuten como injustos, lo que lleva a forjar nuevos conceptos o nuevos sentidos para los anteriores, así como nuevas definiciones de situación y nuevas evaluaciones de la justicia o injusticia de las situaciones establecidas.
Así fueron apareciendo en la Atenas del siglo V A.C. surgiendo de las luchas de los estamentos negativamente privilegiados y de su necesidad de afianzar las conquistas alcanzadas, una familia de conceptos vinculados entre sí, que Aristóteles recoge. Su concepto de justicia politica (radicalmente diferente del de Platón) se inspira en la injusticia sentido por los aporoi , los privados de recursos de cualquier tipo que les cierra toda salida según el origen mítico de la palabra, que los lleva al conflicto político y al proceso social de democratización, tal como lo relata en la Constitución de Atenas (Caps. II, V, VIII, XII y XVIII) que es el hilo conductor de toda su exposión.
El concepto central alrededor del cual se ensamblan los otros conceptos similarmente orientados, es el de eunomía que se refiere a la buena, adecuada o justa ordenación de las normas y costumbres (nomos) de la sociedad poltica, pero que a paartir del siglo V incluye también a las relaciones de poder dentro de esa sociedad politica. () Como hemos comentado en anteriores publicaciones, eunomía originariamente se refería al orden cósmicosocial impuesto por los dioses y por lo tanto indiscutible, que poco a poco, a partir de las reformas de Solón comienza a significar algo que está al alcance de los hombres discutir y modificar. El hecho de que aparezca el concepto de dysnomía como su término antitético, hace entender que este orden de la polis puede ser malo o bueno, justo o injusto y que corresponde a los hombres llevarlo a la eunomía. () Pero pronto, en este proceso de movilizaciòn politica de la poblacion ateniense, comienza a verse que esta eunomía , este orden justo de la sociedad politica no puede sostenerse frente a los poderosos si no se consigue imponer para todos la situación que expresa el nuevo concepto de isonomía , la igualdad entre todos los ciudadanos, que se convierte asi en la bandera de combate y en el signo de reconocimiento de los movimientos democráticos. Desde la otra vereda sus oponentes comienzan a denunciar a esta tentativa de imponer al que denominan "orden de igualdad" como el gobierno del "populacho impetuoso". Pero así, como resultado no querido, "llevan al pueblo a concientizar el orgullo de ser su propio gobernante...Esto condujo a un darse cuenta completamente nuevo: que tambièn el pueblo podia tener en sus manos las riendas del gobierno...La igualdad era un equivalente de la justicia y una garantía contra el gobierno arbitrario...es un hecho que esta noción continuó funcionando como un metro patrón contra el cual se medían las constituciones" () O sea, que la justicia o injusticia política de las ordenaciones normativas de lo público, se valoran ahora según su posiciòn con respecto a la igualdad, que es lo que dice Aristóteles.
Como todo concepto politico este concepto de isonomía se entiende de distinta manera según las posiciones de cada uno Aunque hoy se lo traduzca casi unánimentnte por "igualdad ante la ley" debido a nuestra defomacion legalista o "nomística" de lo politico, en su origen tenía una acepción más "cratística" como podríamos decir siguiendo a Maier, o sea, referida al poder o al triunfo del pueblo. Para Finley "esta igualdad significò no solo el dercho a votar, a ejercer un cargo y así sucesivamente, sino también y por encima de todo, el derecho de participar de las discusiones políticas del consejo y la asamblea" ()
Alrededor de este concepto de isonomía esgrimido por los partidarios de.la democracia y entendido como igualdad en la particpación politica, gira toda una constelacion de conceptos afines que completan su sentido: isotimía o igualdad en el respeto y el honor entre todos los ciudadanos; isegoría o igualdad en el uso de la palabra en las asambleas políticas; isopsephía o igualdad en el derecho de votar y aprobar decisiones políticas y finalmente, englobando a todos ellos, el concepto de isopoliteia o sea, la igualdad en el derecho de participar plenamente como actor en los modos de vida y en el régimen de gobierno de la polis dentro del sentido democrático que tiene ahora el concepto de politeia que Aristóteles recoge.
La isonomía y su familia de conceptos, se van viendo en la realidad sociopolitica no solamente como un resguardo contra las arbitrariedades de los poderosos, sino tambien como el arma de los más débiles para defenderse de las exclusiones y marginalizaciones de todo tipo con respecto a sus posibilidades de progresar en cualquier ámbito inclusive en el económico, al particpar en un plano de igualdad en las decisiones politicas. Hoy en día, es un hecho bien demostrado en sociología politica que, cuanto más participaciòn en las decisiones tiene el sector menos favorecido, menos desigualdades resultan en todos los demás aspectos.
Claramente se ve -al menos para mí- que Aristóteles con el empleo de esta terminología usual en su época, se está integrando en esta corriente sociocultural y sociopolitica democrática. Para Aristóteles, el concepto de justicia politica dentro de una politeia se refiere a la eunomía que existe en esta, y para él, este término está viculado con las notas de justicia, igualdad y libertad politicas, interrelacionadas entre sí, como puede demostrarse con numerosos textos que omito en mèrito a la brevedad.
Esta gama de significados conectados entre si, conjuntamente con sus referentes empíricos constituyen, en mi opinión, lo que Aristóteles entiende por justicia politica exigible en la politeia . Esta justicia politica se complementa armónicamente con la justicia política exigible de y para la polis , que esta orientada a constituir y mantener aquella entidad que es por naturaleza la mejor forma posible de convivencia humana en lo público.
Todos estos aspectos de la justicia política aristotélica, que surgieron como vimos, de la experiencia histórica del conflictivo proceso de democratización ateniense, dan lugar a una concepciòn activa de la justicia poltica, que queda a cargo del cuerpo de ciudadanos como sujeto responsable de realizarla y de mantenerla. No se trata, como en las concepciones relacionales de la justicia, de un "dar a cada uno lo suyo"como dirìa posteriormente el jurista romano Ulpiano, sino que busca establecer o restablecer la justicia política en la comunidad. En este ámbito, "se hace justicia" o se "realiza la justicia" de otra manera. Se entiende como una acción colectiva para rectificar situaciones estructurales o sistémicas de injusticia política. Se basa en una obligacion jurídica de la comunidad politica de ser justa y de mantener regímenes politicamente justos, obligacion exigible por sus miembros como un derecho que les es propio e inalienable porque está fundado en su naturaleza humana. Se trata de una liberación de la dominación por el establecimiento de la igualdad, la participación y el diálogo.
Cualquier pretensión de dominio sobre los demás, de menoscabo a cualquiera de las formas de la igualdad, cualquier tentativa de excluir o de marginar del poder político a los otros, cualquier impedimento a la plena participación, son situaciones de injusticia politica que deben ser remediadas mediante la acción de todos. Y esto rige tambièn para cualquier régimen politico que niege, disminuya o trabe el ejercio de estos derechos.
Poco asidero hay en el Derecho Público de la modernidad para poder fundar en justicia todos estos legítimos reclamos y exigencias del pueblo. En lo político tenemos el derecho a las que Benjamin Constant definía como "les libertés des modernes" o sea, inmunidades debidas a cada ciudadano en términos de derechos subjetivos individuales. Pero todavía no hemos podido adquirir todas aquellas libertades que podríamos denominar "libertades de los clásicos", los derechos del pueblo como comunidad actuante para librarse de ser dominado y de dominar, para rectificar situaciones estructurales o sistémicas de injusticia politica o para instaurar ordenes políticos justos.
Estos derechos no individualistas sino de índole sociopolítica solamente pueden ser justificados sistemáticamente con la aplicación del concepto de justicia politica de Aristóteles.

Escrito por asesoria-politica el 27/03/2007 15:59

¿Qué es una campaña electoral?

Un aceptable artículo que posibilita ideas iniciales sistemáticas sobre el término campaña electoral. Destaca la referencia a la etimología de la palabra, del francés, campagne, campo abierto para la lucha. La esencia es la comunicación política y sus componentes: un plan de campaña, los candidatos, mensajes, imágenes y señales, medios de comunicación de masas, electores, coyuntura electoral y estructura social. En otro momento en este mismo "portal" se escribe acerca de la importancia de la investigación sociológico política para fundamentar la campaña electoral.

¿Qué es una campaña electoral?

Una campaña electoral es un proceso de persuasión intenso, planeado y controlado, que se realiza durante el periodo precedente a las elecciones de acuerdo con reglas que restringen sus métodos, tiempos y costos; está dirigido a todos o algunos de los electores registrados en una división electoral y su propósito es influir en su elección a la hora de emitir el voto. Las campañas son una forma de comunicación política persuasiva. Política, porque en ellas se intercambian discursos contradictorios de los tres actores que tienen legitimidad para expresarse públicamente sobre política: candidatos de los partidos, periodistas y opinión pública. Persuasiva, porque pretende cambiar o reforzar las opiniones y las acciones de los electores en determinada dirección, particularmente por medio de imágenes y mensajes emocionales más que objetivos.
La comunicación es el medio por el cual la campaña empieza, procede y concluye: principia cuando los candidatos declaran verbalmente su propósito de participar, y los carteles y bardas anuncian en forma visual los nombres, lemas y logotipos de los partidos y candidatos en competencia; continúa cuando los candidatos se comunican con los electores de manera personal o por la radio y la televisión, debaten con sus opositores y transmiten mensajes por diferentes medios. La campaña concluye cuando los candidatos comunican su victoria o aceptan su derrota.
La palabra campaña se deriva del término militar francés campagne, campo abierto, utilizado primero para denotar la cantidad de tiempo que un ejército podía mantenerse en el campo y más tarde, para designar una operación bélica particular. En el siglo XVII pasó a Inglaterra con otro significado: la sesión de un cuerpo legislativo. De ahí, se extendió al esfuerzo de hacer que alguien sea electo en un puesto público, particularmente a la fase de proselitismo abierto y activo. Expresa la idea de que las elecciones son una forma de combate que exige vencer a los contrarios, ya que sólo hay un ganador y una sola oportunidad para ganar.
Las campañas siempre comunican algo: sus temas y mensajes centrales tratan de mostrar el mejor aspecto del candidato, distinguirlo de su competidor y, a la vez, señalar los puntos débiles de la oposición; la comunicación ocurre también mediante la presencia física, la vestimenta, actitudes y comportamiento de los candidatos, así como de los actos que organizan y los medios que utilizan para llevar a cabo la campaña, los cuales proyectan imágenes y señales acerca de su idoneidad para el puesto público que buscan y de su futuro desempeño en el cargo.
(Con frecuencia los electores recurren sólo a algunas señas personales de los candidatos -género, edad, profesión, presencia física, etc.- para valorarlos y distinguirlos entre sí. )
Todo este enorme esfuerzo tiene el simple propósito de comunicar a un candidato con el electorado, los medios masivos y los otros candidatos; y culmina durante los breves segundos en que el votante marca su boleta electoral.
Las campañas son esencialmente un fenómeno de comunicación, aunque no todos los problemas de una campaña se refieren a la comunicación. Por ejemplo, pueden existir candidatos con capacidades limitadas o con propuestas pobres sin ningún atractivo para el electorado, o partidos cuya imagen perjudica a sus propios candidatos, o escasez de recursos, o falta de oportunidad en el financiamiento. Todos estos problemas pueden dar al traste con la mejor campaña. Para resolverlos, la comunicación no es el remedio principal, pueden resolverse independientemente o en conjunción con ella, pero no son problemas de comunicación.
Las campañas profesionales pretenden establecer un sistema de comunicación temporal (…) que integra:
l. Un plan que explica cómo se obtendrá el triunfo, define objetivos, tiempos, estrategias, organización y los recursos necesarios para la victoria; trata de producir un esfuerzo de campaña unificado, coordinado y controlado que combine todos estos medios, de modo que el candidato pueda establecer contacto con el elector apropiado de la manera más eficaz y en el momento oportuno para captar su atención, persuadirlo e impulsarlo hacia las urnas; en suma, pretende una comunicación persuasiva de la que resulte el mayor número de votos al menor costo.
2. Candidatos en competencia e interacción quienes, mediante propuestas para solucionar la agenda política del momento y rasgos personales que sugieran un mejor desempeño del puesto público en disputa, intentan persuadir a los electores para que aporten recursos, tiempo, esfuerzo y, sobre todo, votos a su causa, y no a la de sus contrarios.
3. Imágenes, mensajes y señales que se comunican por diversos canales a los electores para orientar su decisión de votar. Canales que van desde las presentaciones personales de los propios candidatos, su familia, avales y representantes, o sus agentes organizacionales de campaña y partidistas como los comités pro voto, hasta impresos y audiovisuales utilizados en la propaganda y la campaña negativa transmitidos por los medios masivos. Imágenes y señales positivas proyectadas por los candidatos o atribuidas a ellos por sus seguidores, que se conjugan con las imágenes v señales que se encuentran en la mente de los electores acerca de cómo debe ser y lo que debe hacer quien ocupe el cargo objeto en elección. Mensajes que expresan la razón o el conjunto de razones para votar por un candidato y no por sus opositores: sus cualidades personales, su ideología partidista, sus propuestas políticas, la necesidad de cambio o continuidad del partido en el gobierno.
Es un esfuerzo por difundir los aspectos negativos de los opositores para desalentar a sus posibles seguidores. Se trata de identificarlos y etiquetarlos con algo que provoque el rechazo, el disgusto, la burla o el temor de los electores.
4. Medios masivos que actúan como observadores, árbitros y jueces de la justa electoral, que crean ganadores y perdedores, por cuya cobertura compiten los candidatos mediante información v relaciones públicas en busca del impacto noticioso favorable entre los electores considerados blanco.
5. Electores heterogéneos en sus necesidades y motivaciones que deben decidir, bajo la influencia de su familia y de su grupo de referencia, entre las opciones electorales en pugna y excluyentes que les ofrecen un candidato y las imágenes, mensajes y señales que le envía la oposición. Lógicamente, las campañas dirigen sus esfuerzos de persuasión hacia aquellos electores en los que tienen mayor oportunidad de influir y que con mayor probabilidad serán votantes efectivos el día de la elección. Su blanco principal son los electores indecisos, los independientes y los simpatizantes débiles, tanto en favor del candidato, para reforzar su apoyo, como de la oposición, para que lo cambien, pues aquellos electores que son un fuerte apoyo para cualesquiera de los candidatos o partidos, lo más probable es que no cambien: no son persuasibles por una campaña, ni la necesitan para definir su voto.
6. Un medio ambiente compuesto básicamente por una estructura y una coyuntura dentro de las cuales tiene lugar la campaña v que representa posibilidades v restricciones para su desarrollo, ya que la comunicación nunca ocurre en aislamiento, sino siempre en un contexto. La estructura está integrada por factores geográficos, económicos, sociales, políticos, culturales y legales, como la división electoral, la dimensión del electorado, la demografía, la estratificación ocupacional y social, la competitividad de los partidos, las actitudes hacia las elecciones y la legislación electoral.
La coyuntura se refiere al momento en el que transcurre la elección: los temas de la agenda pública, la evaluación popular del gobierno en el poder, los niveles de empleo e inflación, las amenazas a la estabilidad y la paz, el grado en que la gente común relaciona los problemas de su vida cotidiana con la política y el gobierno, etc. La estructura y la coyuntura facilitan o dificultan la eficacia de los mensajes, imágenes y señales de los candidatos.
En esencia, todas las campañas son iguales, pero también revisten rasgos distintivos importantes y se desarrollan bajo condiciones particulares; por eso, no hay reglas, teorías o tecnologías que puedan ser aplicadas uniformemente a cualquier campaña; en cada caso, es necesario utilizar combinaciones diferentes de las mismas conforme a la división electoral, tipo y nivel de elección, partido, candidato, competidores, medios de comunicación disponibles v situación. En particular, las campañas varían conforme al electorado involucrado, el cual determina la magnitud del esfuerzo a realizar y , por lo tanto, los recursos a emplear v la amplitud de la organización para la campaña.
(…) Un modelo simplificado de campaña profesional: dentro de un medio ambiente y conforme a un plan, un candidato envía por diversos canales un mensaje, complementado con imágenes y señales, a los electores que considera blancos, con el propósito de orientar en su favor la votación.
Las campañas, en su versión moderna, surgieron a principios del siglo XIX como consecuencia del voto universal masivo y del desarrollo de las comunicaciones que hicieron necesaria Y factible la aparición pública de los candidatos en diferentes lugares v por diversos medios, cada vez más variados y complejos.
A medida que se ha transitado del voto censatario al voto femenino y de la juventud, así como de los caminos de herradura y el ferrocarril al correo directo y las redes de información, los candidatos han ampliado sus posibilidades de llegar a más y más electores de manera instantánea y selectiva, y de aprovechar con mayor rapidez y flexibilidad las oportunidades que se abren durante la campaña o que les brindan los errores de sus opositores para lograr o consolidar la victoria en las urnas.
En consecuencia, la estricta necesidad de los partidos en las contiendas electorales parece cuestionarse frente a los nuevos medios, como la televisión, de que disponen los candidatos para comunicarse directamente con los electores sin mediación de los partidos. Como los candidatos han aumentado sus posibilidades de movilizar directamente al electorado, las campañas tienden a centrarse en ellos v a organizarse independientemente de la estructura partidista, en tanto que el debate en los medios informativos presta mayor atención a las personalidades que a su partido o sus propuestas políticas.
Además, no todas las campañas han sido ni son partidistas. Los partidos surgieron como instrumentos de movilización de los electores hacia las urnas sólo con la universalización del sufragio, y se hicieron instrumentos indispensables de la acción política hasta el arribo a la sociedad de masas. Asimismo, hay países en donde algunos puestos de elección popular, en ámbitos locales y comunitarios, se excluyen de la lucha partidista para garantizar objetividad y mayor atención a las demandas ciudadanas concretas; en otros, se permiten las candidaturas independientes como un medio de mayor apertura a la acción ciudadana v de limitar el monopolio de la actividad electoral a que tienden los partidos v que, a veces, estimula la apatía v el abstencionismo de los electores al presentarles candidatos quizás atractivos para sus militantes, pero ajenos al electorado general.
Sin embargo, los partidos tienen funciones más institucionales, amplias, profundas y permanentes que las campañas. Durante el tiempo entre elecciones, los partidos deben organizar a sus militantes y establecer infraestructuras electorales de mediano v largo plazo, con base en las cuales, en su momento, puedan desarrollarse las campañas de cada uno de los candidatos. Asimismo, corresponde a los partidos la actividad continua de convertir y afiliar electores, de modo que, si cumplieran óptimamente estas funciones, la tarea principal de las campañas sería sólo estimular Y constatar que los militantes de su partido acudieran a las urnas en número suficiente para lograr el triunfo.

En contraste, las campañas son organizaciones temporales ad hoc construidas alrededor de personas, los candidatos, que tienen como misión desarrollar un proyecto único mediante el cual se pretende aprovechar una situación determinada para obtener la victoria. En términos militares, los partidos tienen por objetivo ganar la guerra con una estrategia general; mientras que las campañas tienen como finalidad ganar batallas mediante tácticas flexibles y dinámicas.
Los partidos formulan lineamientos generales, coordinan, apoyan y complementan las múltiples campañas simultáneas que tienen lugar en una elección, a fin de que exista una división racional del trabajo, en primer lugar, entre el candidato y su equipo y, en segundo, entre la organización temporal y ad hoc de campaña v las estructuras institucionales del partido.
Este texto forma parte del Manual de Campaña, Teoría y Práctica de la Persuasión Electoral. Su reproducción impresa y electrónica para fines de lucro requiere la autorización y el reconocimiento por parte el INEP AC, para fines educativo citar la dirección correspondiente.

Escrito por asesoria-politica el 26/03/2007 07:23

Etimología de la palabra "política"

"La política: del griego πολιτικος (politikós) «ciudadano, civil, relativo al ordenamiento de la ciudad»" dice la referencia etimológica.

http://es.wikipedia.org/wiki/Politica

Ya en la época de Aristóteles, cinco siglos antes de Cristo, se tenía un conocimiento básico pero sistematizado del comportamiento del individuo, con relación al todo social. Y los diferentes sistemas y mecanimos de dominación y sometimiento de los individuos al poder del Estado, concretizado en la ciudad griega. Como ejemplo, Aristóteles trata como uno de los temas del capítulo I de su Política, la "superioridad del Estado sobre los individuos (y) la necesidad de la justicia social".
Escrito por asesoria-politica el 26/03/2007 06:52

Definición inicial de Ciencia Política

Una interesante nota que refiere el origen de la palabra "Ciencia Política" a finales del siglo XIX (1880), atribuida a un profesor universitario de la Universidad Jonh Hopkins, Herbert Baxter Adams. Nos parece que aunque la referencia sostenga que la Política era tratada como filosofía o como jurisprudencia antes de se usara el término "ciencia política", probablemente muy pocas ciencias, desde su origen tuvieron un fundamento tan sistemático, que ya a partir de Aristóteles, por ejemplo, puede hablarse de Ciencia Política. La referencia puede verse en:

http://es.wikipedia.org/wiki/Ciencia_pol%C3%ADtica
Escrito por asesoria-politica el 26/03/2007 06:42

Biblioteca del Político

Una buena selección de textos para iniciarse en el estudio de la Ciencia Política, puede encontrarse en:

http://www.inep.org/content/category/5/82/72/

Es interesante notar que en la mencionada colección se incluyen textos de estudiosos conocidos como sociólogos, más que como políticos, tal es el caso de Max Weber, del que se presentan dos trabajos: la política como vocación y la burocracia. No encontramos otro trabajo de Max Weber en donde diferencia entre "el político y el científico", que, no nos cabe duda, sería de gran utilidad para tener ideas sobre los distintos status y papeles.

En la selección de textos se puede atisbar una lectura cronológica que sería, a nuestro juicio iniciada por la lectura de Aristóteles y otra lógica, que incluiría el agrupamiento de temas militares en los trabajos de Sun Tzu y Von Clausewitz. Seguiremos examinando la bibliografía para generar un esquema histórico cronológico e histórico lógico de la Ciencia Política representado por textos a los que se tenga acceso.

Escrito por asesoria-politica el 26/03/2007 05:51

Presentación

Desde hace mucho tiempo hemos sentido la necesidad de un instrumento para compartir nuestro pensamiento político de izquierda. Al mismo tiempo siempre pensamos que era necesario ampliar nuestra cultura política, es decir movernos en las dos dimensiones de la política, como ideología y como ciencia. Como sabemos la ideología busca la verdad en los intereses de clase social y la ciencia busca la verdad en el conocimiento. Las dos se iluminan mutuamente, pero también se oscurecen mutuamente. Examinar los problemas políticos elevando el nivel de análisis sin transgredir la defensa de los intereses de las grandes mayorías populares, es el objetivo de este esfuerzo de intercambio de ideas políticas.
Escrito por asesoria-politica el 25/03/2007 18:14